05/29/2007
En Venezuela, la sociedad está totalmente dividida. Hugo Chávez se encargó de marcar territorio, extinguiendo irreversiblemente los principios de tolerancia e igualdad, que siempre caracterizaron al venezolano.
Se es chavista o se es opositor, un chavista no puede ser familia, ni amigo, ni compañero de un opositor y viceversa. Matrimonios disueltos, padres e hijos que no se hablan, amigos que se dejaron de frecuentar, son situaciones que hacen parte de la realidad del país.
Para aquellos que están en contra del régimen, el color rojo dejó de ser parte de la gama de colores con los que distinguen sus enseres. Desaparecieron de sus guardarropas las camisetas, gorras y chaquetas de ese color. Quien se vista de rojo es chavista, y en el caso de quien no lo es, pero por descuido o simplemente por gusto viste de rojo, tiene que aguantarse la burla de sus conocidos, o, las malas caras e improperios de algunos que no resistan verlo de escarlata.
El resentimiento social, sembrado por Hugo Chávez para crear división y hacerse camino, ha sido el cáncer que ha generado la metástasis social de la que Venezuela es víctima, una plaga que carcome lentamente los valores morales y envenena la mente y alma de su gente. Este hombre, a través de un discurso revanchista, cargado de odio, ha hecho creer a su pueblo, que las clases más favorecidas han conseguido dinero, aprovechándose de la ignorancia y la desprotección del pobre, sin tomar en cuenta valores como el trabajo, el esfuerzo, la constancia, la dedicación, la oportunidad y la suerte.
A Hugo Chávez se le olvidó, que la historia contemporánea refleja que las llamadas clases media-alta y alta de su país, tienen sus antecedentes en las clases bajas, que gracias a las condiciones prósperas de una Venezuela que parece no volver, además de un gran instinto de superación, algunas personas lograron surgir y le ofrecieron a sus hijos mejores condiciones de vida y una educación más especializada.
Esta idea distorsionada sobre los conceptos de pobreza y riqueza, ha influido en los índices de violencia e inseguridad que se viven en las diferentes ciudades de Venezuela, los robos parecieran estar avalados por las autoridades, cuando el pobre, a través del delito, busca recuperar aquello de lo que supuestamente fue despojado.
La Revolución Bolivariana de Hugo Chávez no permite detractores, o se está con el régimen o, sencillamente, se está de sobra. Cuando la oposición venezolana se organizó para activar el recurso constitucional, que permite revocar el mandato del Presidente de la República, se necesitó recolectar las firmas de todos los que estaban de acuerdo con su salida. Al existir quórum, el Consejo Nacional Electoral (CNE) llamó a la población a votar a favor o en contra de dicho referendo.
Poco tiempo después y en extrañas circunstancias, aquella gran base de datos fue condensada por el diputado chavista Luis Tascón, en un software donde por nombre, apellido y cédula, se puede determinar quién votó a favor o en contra de la permanencia del régimen. Ese material, fue distribuido a todas las instituciones del Estado, ministerios, fundaciones, medios, bancos, tribunales, para que sirviera de filtro en las contrataciones de sus empleados.
‘La lista de Tascón’, como mejor se le conoce a este programa, es un arma discriminatoria que atenta contra la libertad de expresión y pensamiento del venezolano. Su aparición generó despidos masivos y temores dentro del ambiente laboral. Aunque por orden de Hugo Chávez, se mandó a eliminar dicho listado, sus repercusiones siguen estando vigentes en el mercado de trabajo.
Hugo Chávez, también parece olvidar que aquellos con mayores posibilidades económicas, son los motores de la economía del país, aquellos que generan fuentes de empleo al pueblo. El populismo basado en la bonanza coyuntural que vive Venezuela en estos momentos, no garantiza el sustento de la economía y del chavismo, cuando las circunstancias mundiales den un vuelco y los precios del petróleo caigan.
El poder de ‘Aló Presidente’
Cuando Hugo Chávez habla a los venezolanos, a través de su programa ‘Aló Presidente’, transmitido por el canal del Estado, ‘Venezolana de Televisión’, su alocución influye en el acontecer nacional de forma directa. Su intervención determina la agenda mediática, y con ella, absolutamente todas las actividades que se desarrollan en el país. La vida del venezolano gira en torno a las ideas, proyectos y decisiones de su Presidente.
La mayoría de las ideas que plantea, son producto de la improvisación que le da vida al show mediático que exhibe en cada emisión. En los pensamientos inconexos que expresa en su discurso, no existe coherencia en el modo de acción para ejecutarlos, pero son lo suficientemente inteligentes para desestabilizar a la opinión pública, a través de cadenas de rumores que se esparcen rápidamente entre la población.
Los rumores son el motor de vida del venezolano. Nada es seguro, pero mejor es estar prevenido antes que estar lamentándose. Días antes de las elecciones de diciembre de 2006, donde Chávez salió reelecto, los supermercados sufrieron una invasión bárbara de compradores compulsivos que llevaron hartas cantidades de productos, esperando acciones de violencia entre oficialistas y opositores. La venta de galones de agua potable, linternas, pilas, velas y enlatados, encabezaron la lista de prioridades, ya que varias cadenas que circularon por la web, aseguraban que hechos de violencia previos a la fecha del sufragio, generarían sabotajes en el servicio eléctrico con apagones indefinidos en varias regiones del territorio nacional.
Comentarios sobre una supuesta legislación que le adjudicaría la patria potestad de los menores de edad al Estado, ha generado angustia en la mayoría de los venezolanos. De igual forma, la posible reforma de los contenidos educativos para los colegios, con el fin de adoctrinar a los niños sobre el ideal chavista, donde desaparecería el idioma inglés como asignatura obligatoria, para ser sustituida por la de lenguas indígenas, como una de las medidas a asumir, es otra de las ideas que atormentan a los padres de familia.
El avance de las misiones chavistas
El proyecto de desarrollo social del gobierno de Hugo Chávez, está estructurado a través de programas educativos y de reinserción social definidos como misiones. Estas propuestas no sólo le brindan al ciudadano la posibilidad de educarse, alimentarse y de gozar de otros beneficios, sino que adicionalmente, son remunerados económicamente por el hecho de inscribirse y ser parte del proceso.
Muchas familias de escasos recursos, cuyo presupuesto no supera el salario mínimo mensual (614.790,00 Bs.), cada vez ven menos necesario el trabajar para autoabastecerse, sólo con la inscripción de todos los miembros de la familia a alguno de los programas sociales del gobierno, pueden reunir una cantidad de dinero similar a la que necesitan para cubrir sus costos. Además, misiones relacionadas con la alimentación, ofrecen almuerzos a sus miembros totalmente gratis.
Esta situación, ha generado un déficit de mano de obra para empleos, cuya remuneración corresponde al salario mínimo. En los centros comerciales, es común ver avisos en los distintos almacenes, solicitando vendedores, cajeros, panaderos, mensajeros, entre otros. Las misiones de Hugo Chávez, son una herramienta para canalizar su populismo en detrimento del desarrollo de su pueblo, donde la idea de progreso es socavada por la del facilismo y el estancamiento.
El mantenimiento de la plataforma populista de Hugo Chávez, requiere imponer una serie de medidas que le faciliten los recursos para lograrlo. La regulación arbitraria de precios de muchos artículos, ha hecho que el precio regulado de venta sea inferior al de costo de producción. Los fabricantes, ante la evidente pérdida en su participación en el negocio, prefieren no producir, generando gran desabastecimiento.
En los supermercados, muchos anaqueles están vacíos. La carne de res, el pollo, la leche, los huevos, las lentejas, están desaparecidos. Resulta difícil conseguir las marcas conocidas de mayor consumo, ante lo que mercar se ha vuelto todo un arte. Los consumidores deben escoger sus productos entre nombres desconocidos, echando a suerte la calidad de lo que compran. Existe dinero para comprar, el problema es que no se puede comprar lo que se quiere, sino lo que se consigue.
Un cierre anunciado
Uno de los hechos más recientes y quizá con más impacto en la historia de la Venezuela chavista, es el cierre del canal de televisión Radio Caracas Televisión (Rctv), canal 2. Desde el domingo 27 de mayo a las 12 de la noche, esta emisora televisiva apagó sus cámaras y con ellas, parte importante de la esencia del venezolano, porque el canal 2 fue por más de 50 años, ventana abierta de lo que es Venezuela y su gente.
Una vez más, las retaliaciones de un gobierno revanchista, afectan irreversiblemente el sentir de un país, cansado de ser víctima de un grupo poderoso que insiste en revolucionar sus estructuras, a cualquier costo.
Las acciones legales, las marchas, las súplicas de un pueblo entero, no fueron suficientes para que el Presidente Chávez y su gobierno, reconsideraran la decisión de no renovar la concesión del uso del espectro radioeléctrico a Rctv.
En diciembre de 2006, semanas después de ser reelegido, el Presidente Hugo Chávez anunció que a Rctv no le renovarían la concesión de la señal de transmisión pública y abierta, con la que había venido trabajando desde sus inicios.
El gobierno venezolano argumenta su decisión, basándose en la necesidad que tiene de adquirir la frecuencia utilizada por Rctv, para el desarrollo del Plan Nacional de Telecomunicaciones, proyecto que aún no ha sido aprobado ni publicado en Gaceta Oficial. No obstante, Venezuela cuenta con frecuencias disponibles en las VHF y UHF, sin tener que afectar las ya ocupadas, pero de requerirlas, el Estado tendría que tomar medidas extremas para recuperarlas de los distintos concesionarios y no sólo de Radio Caracas Televisión.
La razón política del cierre, que se escapa a ratos de la boca del propio Presidente de la República, es la supuesta vinculación de la emisora televisiva en el Golpe de Estado de 2002, Golpe que no fue realmente Golpe, ya que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), luego de las investigaciones correspondientes, catalogó los hechos de entonces como parte de un Vacío de Poder.
Además de la acusación, fundamentada en una hipótesis inválida, ya que se intenta responsabilizar al canal de un hecho que no fue como intentan mostrarlo, la postura asumida por el gobierno ante el resto de los canales privados, que de igual forma hicieron fuerza a la oposición venezolana durante aquellos momentos de 2002, es de total absolución.
Radio Caracas Televisión, mantuvo hasta el final, su posición crítica frente al régimen liderado por Hugo Chávez. Marcel Granier, presidente de las Empresas 1BC, propietaria del Canal, fue la imagen que representó la postura de la emisora ante la opinión pública.
Los dueños del Canal, afirman que la concesión está vigente hasta el año 2022, ya que el 5 de junio de 2002, esta planta televisiva se inscribió en el “Cronograma de Transformación de los Títulos de Concesión o Permiso otorgados con anterioridad a la entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones”, procedimiento al que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) invitaba dentro de los dos años siguientes a la publicación de la prenombrada Ley (10 de diciembre de 2001). A partir de la fecha de introducción a dicho procedimiento, se contarían 20 años más de concesión como parte del nuevo sistema.
Sin embargo, el Ministerio del Poder Popular para las Comunicaciones e Información del gobierno venezolano rechazó esa versión, fijando como fecha de vencimiento el pasado 27 de mayo de 2007. Según las autoridades, hubo decaimiento del proceso administrativo de transformación del título de concesión, razón por la cual quedó anulado el procedimiento que inició el Canal en 2002, teniendo validez sólo la fecha pautada por la regulación vieja. La concesión entró en vigencia el 27 de mayo de 1987, cuando empezó a regir en el país el Reglamento de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, según decreto emitido en la Gaceta Oficial número 33796, resaltando dicho decreto en su artículo primero: “la concesión para radiodifusoras y televisoras se otorgará por 20 años”.
El resto de los canales de televisión venezolanos, también tienen otorgados los permisos desde el año 1987. El 27 de mayo de 2007, último día de transmisión de Rctv, fueron renovadas las concesiones de transmisión de varias emisoras, entre ellas, Venezolana de Televisión (VTV) y Venevisión.
Los apoderados de esta planta televisiva, aseguran que tendrían derecho a 20 años más de concesión a partir del 28 de mayo de 2007, día siguiente a la fecha que venció el plazo. Sustentan su argumento, en el cumplimiento a la normativa en materia de telecomunicaciones, destacando que no fueron objeto de sanciones en este particular, durante la vigencia de los permisos. Además, sostienen que se debe respetar el derecho de preferencia para la extensión de la concesión, previsto en la ley.
Frente a esta situación, Radio Caracas Televisión interpuso ante el TSJ, un recurso de nulidad y amparo cautelar contra los actos administrativos ejecutados por el Ministerio del Poder Popular para las Comunicaciones e Información. El 23 de mayo de 2007, el máximo organismo judicial admitió el recurso de nulidad intentado por Rctv, por considerar que hay indicios suficientes para que se proceda con el juicio que anule la decisión de cierre. Sin embargo, de manera contradictoria, el mismo Tribunal declaró improcedente el amparo cautelar. Esto significa, que se inicia oficialmente el juicio en contra del cierre, puesto que existen méritos suficientes para ello, pero mientras tanto se mantendrá con vigencia, la medida de cierre anunciada por el Ejecutivo Nacional.
Como si fuera poco, el TSJ en sus últimas decisiones sobre el caso, declaró que todos los equipos de transmisión, propiedad de los dueños del canal, que permitían llevar la señal a lo largo del territorio nacional, pasarían a manos de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que podrá asignar su uso a otro operador.
Vale la pena destacar, que los otros canales privados de televisión, a excepción de Globovisión, en sus espacios publicitarios, promocionan el nuevo canal, que apoyado por el gobierno nacional, sustituyó a Rctv, su nombre es Fundación Televisora Venezolana Social (Tves).
El revolcón total
La transformación que ha sufrido Venezuela desde que Hugo Chávez está en el poder, es evidente. La Revolución Bolivariana llegó con la intención de destruir todo lo anterior, para imponer un nuevo sistema.
El miedo a un proceso político desconocido, además de una serie de medidas con matices totalitarios, ha generado el éxodo masivo de muchos jóvenes en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida.
Venezuela, perdió una generación de jóvenes universitarios con ideas progresistas, con estudios profesionales en las mejores universidades del país, pero que ante la incertidumbre que un gobierno confuso ha generado en todos los sectores, espantando las inversiones extranjeras y reduciendo el campo de acción para el desarrollo, han decidido irse a otras naciones, ofreciendo sus conocimientos.
Sin embargo, a Hugo Chávez tal situación parece no importarle. A su criterio, aquellos que no comulgan con sus ideas, no son necesarios. Para contrarrestar el déficit de jóvenes preparados, el gobierno nacional eliminó las pruebas de ingreso a las universidades, tanto la prueba general, como las que realizan internamente cada una de las instituciones. Cualquier persona puede estudiar lo que le plazca sin ningún control que determine su ideonidad, reduciendo los niveles de exigencia y, con ello, el incentivo a la excelencia.
Aunque en los resultados de las elecciones de diciembre de 2006, se refleja una clara aceptación de la propuesta chavista en la población, los venezolanos no se muestran contentos. El semblante de las personas, que a diario se mueven por las calles de las distintas ciudades venezolanas, así lo demuestra.
El venezolano está deteriorado física y anímicamente. La Venezuela chavista ha desmejorado la calidad de vida de la gente que no comulga con sus conceptos. La inseguridad, la corrupción desmedida y el enriquecimiento grosero de muchos personeros del gobierno, entre otras cosas, son causa del malestar que acoge al ciudadano común. La desesperanza y la incertidumbre sobre su futuro, hacen que el venezolano sea infeliz.
El reciente cierre de Rctv, ha afectado profundamente el sentir del pueblo. La nostalgia e impotencia de no tener más un canal de televisión que ha sido parte de la historia viva, de la cultura e idiosincrasia de Venezuela, conmueve a chavistas y a opositores, más allá de los antagonismos políticos. El 27 de mayo de 2007, los venezolanos perdieron un pedazo de su identidad, cerraron un capítulo fundamental de lo que son.
Sin embargo, como ya es costumbre, la zozobra le ganó campo a la tristeza. El venezolano no tiene tiempo para lamentaciones, el ritmo con que se genera el acontecer político nacional, lo obliga a ver el futuro restándole importancia al pasado y al presente. Venezuela, no piensa en lo que fue y ya no será Rctv, sólo tiene chance de plantearse: y, ahora… ¿qué vendrá?